El escuadrón de policías de la ciudad mostraba sus condolencias, formados alrededor del ataúd de su compañero caído, mientras poco a poco cubrían su fría cara de madera con tierra y piedras, ya finalizada la ceremonia, tenuemente fueron desapareciendo, uno a uno, hasta que al final sólo quedo una, no tenia a nadie, no tenia donde ir, lo había perdido todo, el ultimo ser que había querido de verdad había muerto ante sus ojos, y ella no pudo hacer nada.
Sola, lloró con todas sus fuerzas y de rodillas apoyaba su cabeza sobre la tumba cubierta por flores -¿Por qué?, ¿Por qué me dejaste sola?- gritaba Kate mientras apretaba su mano derecha sosteniendo algo de tierra en sus manos –Mis más sinceras condolencias, señorita Maxwell- dijo una voz ya conocida, sin embargo, Kate no volteo –No pensé que iba a terminar así- dijo Kate- lo perdí todo, mi familia, mi casa, mis ganas de seguir, ya no me queda nada, si has venido a matarme no me resistiré- hubo un silencio incomodo entre ambos, luego Aarón le respondió – No, no he venido a matarte, es más, la verdad es que me caes bien, siento lastima por ti, que triste que alguien tan joven como tu diga esas cosas, lo siento, pero lamentablemente no vas a morir aún, “él” no te dejara morir, no sé porque, pero encuentra un extraño placer al hacerte sufrir…
Anima Haud V: Combate a Muerte.
Era cerca de las dos de la madrugada, y en un oscuro bar se encontraba el guerrero ciego, sentado en la barra bebiendo whisky del caro, ya era su quinta copa, más aun no era afectado por el deprimente abrazo del alcohol, en ese instante, un mujer vestida con una capa que cubría todo su cuerpo, con la capucha puesta que escondía su rostro casi por completo, más su roja bufanda que se asomaba atravesaba su abrigo y delataba su identidad, ella se sentó en el banquillo al costado de Aarón:
-Amy, ¿Qué estas haciendo aquí?- Dijo Aarón aun antes que Amy dijera algo.
-¿Cómo es que sabes que soy yo?
-Puedo oler tu perfume a más de tres kilómetros, es bastante fuerte.
-Lo siento, pero sabes lo que le sucede a mi cuerpo, no me siento cómoda con el olor que brota de él.
-¿Con el olor que brota de él?, ese inconfundible olor, gracias a lo que me hiciste puedo percibirlo de todas formas, no importa cuanto lo ocultes.
-¿Puedes sentir el olor de la muerte a mi alrededor?
-¿El olor de la muerte?, ese olor a carne podrida… no, no es ese el olor que brota de ti, tu olor es el mismo que el de Joseph, un olor a azufre, el olor del infierno.
-¿El olor del infierno?, si, es posible, posiblemente ya he estado allí, o lo estoy en este momento, pero por lo menos sé que no todos tienen el olfato tan desarrollado como tu, Aarón necesito pedirte un favor.
-¿Un favor?, ¿Primero me dejas ciego y ahora me pides favores?
-Sabes que no tuve otra opción… -Amy le conto lo que quería que hiciera, luego de esto, ella se puso de pie y se camino hacia la puerta del bar.
-¿Amy? –Pregunto Aarón.
-¿Si?
-Sólo quería saber… ¿Aun sigues usando tu vieja bufanda?
-Si…
-¿Por qué? ¿Qué es lo que tiene?
-Es sólo un recuerdo, un recuerdo sin importancia…
Sola, desconsolada, vacía, sin nada de que aferrarse, sin nadie a quien acudir, Kate vagaba entre la oscuridad de la noche, inconscientemente volvió al único lugar seguro que tenia, la estación de policía, extrañamente, sentía que ahora aquel lugar era su hogar, entro, y camino a la oficina de su fallecido padre, miro con pena aquel lugar y recordó las frías palabras de Ubseti: -¡Porque tendría que hacer algo!, no lo conocía y francamente no me importaba, en cambio tu si lo conocías, ¿Por qué no hiciste nada?, ¿Dónde estabas?, se supone que lo querías y lo dejaste morir como un perro, en realidad es tu culpa-, Kate se quedo en una sombría esquina de la habitación, se sentó en el suelo y abrazo fuertemente sus rodillas, entonces rompió en lagrimas mientras se apretaba fuertemente sus piernas para poder sentir su propio calor e imaginarse que es el de alguien más, el de alguien que no tenia imagen, no tenia rostro, no tenia cuerpo, sólo necesitaba sentir el calor de alguien, sentirse querida, sentirse amada, ser consolada, por lo menos una ves, aun que nadie vendría: -¿Qué he hecho?, ¿Cómo pude haber terminado así?, ¿Realmente merezco todo esto?
Una intensa luz quemaba sus pupilas atravesando de sus parpados aún cerrados, no quería abrir los ojos, pero aquella molesta sensación la obligo a hacerlo: -¿Ya amaneció?, ¿Qué hora es?- Desorientada se pudo de pie, su cuello endurecido por aquella incomoda posición en la que había dormido, y una fría puntada en su nuca, eran sensaciones inquietantes, pero más allá de su dolor físico, Kate estaba más acongojada por su dolor psicológico, y aquella inquietud de estar sola, aun así, tomando fuerzas se preparo para ir al funeral de su padre adoptivo, una ves ya en el cementerio, Kate y sus compañeros presentaron honores ante su oficial caído, el ataúd fue sellado, puesto que su cuerpo resulto destrozado durante la noche del incidente.
Una vez terminada la ceremonia, Kate sola, lloró con todas sus fuerzas y de rodillas apoyaba su cabeza sobre la tumba cubierta por flores:
-¿Por qué?, ¿Por qué me dejaste sola?- gritaba Kate mientras apretaba su mano derecha sosteniendo algo de tierra en sus manos.
–Mis más sinceras condolencias, señorita Maxwell- dijo una voz ya conocida, sin embargo, Kate no volteo.
–No pensé que iba a terminar así- dijo Kate- lo perdí todo, mi familia, mi casa, mis ganas de seguir, ya no me queda nada, si has venido a matarme no me resistiré- hubo un silencio incomodo entre ambos.
– No, no he venido a matarte, es más, siento lastima por ti, que triste que alguien tan joven como tu digas esas cosas, lo siento, pero lamentablemente no vas a morir aún, “él” no te dejara morir, no sé porque, pero encuentra un extraño placer al hacerte sufrir- Respondió Aarón
-¿Quién es él? ¿De qué estas hablando?
-Él, es el responsable de todo- Respondió la vos de Ubseti.
-Joseph- Dijo Aarón- Me dijeron que vendrías.
-¿Quién te lo dijo?
-Te lo diré sólo si me derrotas.
Aarón se levanto bruscamente y ataco a Ubseti con todas sus fuerzas, este lo esquivo y corrió hasta quedar frente a él con su cuchillo entre las manos –Te dije Joseph, no me puedes dañar con nada de metal- Ubseti lo apuñalo en el estomago, pero esta ves Aarón no fue capas de regenerarse -¿Qué rayos… de qué esta hecho ese cuchillo?- a lo que Ubseti respondió –Obsidiana, un material tan antiguo como la humanidad y aun más afilado que cualquier metal conocido- Aarón retrocedió, y con la sangre que brotaba de su herida creo una cadena que tenia en la punta una hoz, con la cual se corto las venas de los brazos, creando aun más cadenas atacando a Ubseti de todas las direcciones, pero este parecía adivinar cada paso que Aarón daba, tras acercarse lo suficiente Ubseti enterró su cuchillo en el pecho de Aarón, cortando su corazón, fue entonces cuando las cadenas se disolvieron dejando solamente sangre a su alrededor: -Algo que siempre quise saber- dijo Ubseti – es que se siente morir, sabes que en mi condición, yo no puedo morir, así que nunca sabré lo que se siente- Aarón le faltaba la respiración, así que no podía hablar, solamente dirigió su rostro a Ubseti, no con un rostro de ira, sino con una inquietante expresión de tranquilidad, Ubseti dispuesto a dar el golpe final se acerco, tomo una de las cruces de metal que había en el cementerio, camino hacia Aarón quien se encontraba arrodilladlo en el suelo, y atravesó su pecho con la fuerza suficiente para atravesar también la espina dorsal de Aarón y enterarla en la tierra tras de él- Dime Aarón, ¿Qué es lo que sientes?-…
“¿Sentir?, ¿Qué es lo que siento?, siento, tranquilidad, en realidad me siento dichoso, los recuerdos más dulces vuelven a mi mente, hace tres años… hace tres años conocí a una mujer, una mujer como ninguna otra que había visto, a pesar de su aspecto demacrado y casi cadavérico, era preciosa, posiblemente la mujer más hermosa que haya visto en mi vida, podía sentir su perfume desde muy lejos, rosas, rosas silvestres, nunca olvidé ese olor, en ese entonces estaba investigando unos asesinatos bastante extraños, las victimas parecían haber sido devoradas por insectos, un día, en una de las escenas del crimen la vi, y no he podido olvidarla, por algún motivo todas las pistas me llevan a esa mujer, no, en realidad, yo me obsesione con ella, y sólo quiero verla de nuevo.
En una ocasión, la encontré en un bar, estaba ella sentada sola, cubierta por una extraña capa, ocultando su cuerpo, por alguna razón ella se avergonzaba de él, lentamente me acerque para hablarle, le pregunte su nombre, ella me dijo que se llamaba Amy, Amy Bons, y antes que yo le dijera cualquier cosa ella me dijo mi nombre Aarón Ironblood, mi edad, ella sabia todo acerca de mi, no sé como, pero cada maldito detalle de mi vida ella lo conocía, pero eso no me incomodo, todo lo contrario, sólo me obsesionó más con ella, conversamos un rato, pero yo no podía dejar de mirarla, me llamaba la atención la bufanda roja de su cuello, hacia calor esa noche, pero aun así, ella llevaba esa bufanda, y no sólo eso, también cada cierto tiempo, acercaba esa bufanda a su nariz y aspiraba su aroma, era casi como una droga para ella, tanto así que a veces paraba de hablar sólo para poder olerla.
Sus ojos amarillos, eran tapados por sus parpados caídos y sus labios permanecían blancos, casi azulosos, pasó por mi mente que estaba enferma, mas no me atreví a preguntar, de pronto sin nada sólo se paró, dijo que debía irse y camino hacia la puerta, pregunte si la volvería a ver, y ella respondió que eso era más que seguro.
Luego de que ella se fuera el cantinero me dijo que ella era una mujer extraña, que iba allí cada sábado, se sentaba en la misma banca, y no pedía nada, sólo se sentaba sola alrededor de una hora a mirar la barra y oler su bufanda, luego sin más sólo se iba, que este comportamiento se había estado repitiendo desde hace dos años, eso lejos de alterarme, sólo me hizo interesarme más en ella, ella era un misterio, un crucigrama que yo deseaba resolver.
Pasaban los días, el caso que investigaba seguía, las pistas me llevaron a un inmigrante chino llamado Mao, buscándolo llegue hasta una casa bastante extraña, no tenia ventanas ni nada por donde entrara la luz del sol, estaba compuesta sólo por una pieza, en la cual habían dos sillas, un silla grande de oro, y otra pequeña de plata, en la silla de oro había un plato con sangre, no había que ser un genio para darse cuenta que aquel lugar era usado para practicar rituales satánicos.
De la nada, salió un enjambre de tábanos que me ataco, desde allí salió aquel sujeto Mao, quien gritando me dijo que no podía estar en ese lugar, respondí a sus ataques usando mi pistola, pero cada bala que le disparaba solo chocaba con una masa de insectos y no llegaba a destino, entonces la suave vos de una mujer, Amy lo detuvo, dijo que no se preocupara, que ella me había atraído hasta allí, fue cuando me di cuenta que todas las pistas habían sido plantadas por ella sólo para que yo llegara a ese lugar, ella me dijo, que en mi había un poder escondido, y tomando un cuchillo me apuñalo en el estomago, pero no me dolió, pero no sangre, no entendía que sucedía, ella dijo que había sido tocado por la mano de su amo, el mismo que le había otorgado su poder a Mao, el mismo que le otorgo su poder a ella, que había sido bendecido y maldecido al mismo tiempo, yo estaba atónito, y no entendía nada, entonces escuche una vos, una vos cruda que nunca había escuchado, provenía de aquel plato con sangre, corrí hacia el y mire dentro de él, al verlo vi mi muerte, vi la muerte de Mao, vi la muerte de mi familia, vi la muerte de personas que ni siquiera conocía, y mis ojos ardían como el fuego, entonces Amy dijo que la perdonara, que había pecado y que si no hacia esto enloquecería, y todo se nublo, ella había cortado mis pupilas, no encontré más que una áspera pared camine buscando una salida, podía sentir el tibio recorrido de la sangre en mi rostro y grite a Amy ¿Qué hiciste? ¿Qué Mierda le hiciste a mis ojos?”
…Aarón se rió a carcajadas, y dijo – Amy me pidió que te dijera que pronto vas a morir- Ubseti quedo paralizado, y luego Aarón murió.
-¿Qué dijiste, Amy esta aquí? ¿Responde maldito?- Ubseti intento lanzar el hechizo para revivir a los muertos, más no surtía efecto- ¿Qué rayos sucede, no me queda suficiente mana?
-¿Amy?, ¿Ella es quién Me esta haciendo esto?- Dijo Kate.
-No, Amy es incapaz de dañar a alguien, posiblemente este siendo controlada por él.
-Él, ¿Quién demonios es él?
-Te respondiste sola, él es el demonio.
-¿El… Demonio?
-Kate… ese es tu nombre ¿Cierto?
-Si, al fin dejaste de llamarme perra.
-Perdóname por lo que te dije la última vez, fui un inútil, no debes tener ningún lugar a donde ir, ¿Quieres venir conmigo?
-¿Ir contigo?- Ubseti se comportaba de forma inusualmente amable con ella, Kate no suele aceptar invitaciones de extraños, pero en este caso, era la primera ves que alguien se comportaba amable con ella en mucho tiempo, y aunque tenia miedo ella dijo- si iré, sólo porque no tengo ningún lugar donde ir…
Kate desconfiaba de Ubseti, pero aun así acepto su invitación, mas lejos de hacer una buena acción, Ubseti había razonado que él la quería a ella por algún motivo, entonces ella seria una buena carta de cambio o un buen seguro encaso de una confrontación directa.
Un par de horas después que Ubseti y Kate abandonaran la escena, Amy llego hasta donde se encontraba el cadáver de Aarón, se acerco y dijo: -Que lastima, su cadáver resulto demasiado lastimado como para servir de contenedor para el alma de mi amo-, de pronto la mano de Aarón se movió hasta la cruz ensartada en su pecho, la tomo de forma firme y la retiro de el- No te preocupes Amy, este cuerpo es perfecto para mi, fue una buena idea- rápidamente sus heridas comenzaron a regenerarse, saco la venda de sus ojos y de apoco estos comenzaron a reconstruirse de la nada –Mi pequeña necrógana, es el momento, de que el mundo entero sepa que volví, y que vuelvan a adorarme como lo hacían en la antigüedad…
Fin: Anima Haud V: Combate a Muerte.
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